Un Gran Amigo, de esos melancólicos y con quien puedo compartir momentos infinitos, fue al Freak! y escribió, un poco por pedido y otro poco por impulso, su parecer sobre la película Control. Decidí publicarla por todo lo que significa Joy Division en su vida.
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Control
Director: Anton Corbijn
País: UK
Año: 2007
Duración: 121 min.
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Control
Director: Anton Corbijn
País: UK
Año: 2007
Duración: 121 min.
sábados 29/03
todos los sábados de abril.
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“Gracias al esfuerzo y voluntades de unos pocos llegó a la ciudad una película esperada, se trata de Control, la biografía que realizó Anton Corbijn sobre Ian Curtis, cantante de Joy Division, tal vez el último gran poeta que dió el rock.
El documental muestra a un Ian Curtis cotidiano, en los bares bebiendo con amigos y agobiado, al igual que muchos de su generación, por su empleo, por el tedio de una ciudad gris y monótona. Un Curtis interesado, de adolescente, por el glam-rock de su época: Bowie, Iggy Pop, Lou Reed y la Velvet Underground, aparecen varias veces musicalizando las calles, lo bares y los insondables momentos de depresión.
Aunque en la película también hay una visión desmistificadora de Ian, enredada en la desesperanza de una canción demasiado real (Love will tears us apart ), asfixiado entre dos amores, su mujer y la pseudo-periodista Annik Honoré (Alexandra Maria Lara en el film). Ian no aparece ante el espectador como alguien depresivo y melancólico, sino más bien como un héroe romántico que ama demasiado. Encarnado por la sorprendente interpretación de Sam Riley quién no sólo se parece a Ian Curtis, sino que también nos hace revivir a un Curtis casi real cuando copia esos movimientos espasmódicos de su performance en vivo, o con el modo de presentarse ante el micrófono o la impostura de su voz (aclaremos que Sam fue cantante de: Ten Thousand Things).
El documental muestra a un Ian Curtis cotidiano, en los bares bebiendo con amigos y agobiado, al igual que muchos de su generación, por su empleo, por el tedio de una ciudad gris y monótona. Un Curtis interesado, de adolescente, por el glam-rock de su época: Bowie, Iggy Pop, Lou Reed y la Velvet Underground, aparecen varias veces musicalizando las calles, lo bares y los insondables momentos de depresión.
Aunque en la película también hay una visión desmistificadora de Ian, enredada en la desesperanza de una canción demasiado real (Love will tears us apart ), asfixiado entre dos amores, su mujer y la pseudo-periodista Annik Honoré (Alexandra Maria Lara en el film). Ian no aparece ante el espectador como alguien depresivo y melancólico, sino más bien como un héroe romántico que ama demasiado. Encarnado por la sorprendente interpretación de Sam Riley quién no sólo se parece a Ian Curtis, sino que también nos hace revivir a un Curtis casi real cuando copia esos movimientos espasmódicos de su performance en vivo, o con el modo de presentarse ante el micrófono o la impostura de su voz (aclaremos que Sam fue cantante de: Ten Thousand Things).
Hay poco que se pueda decir hoy sobre Ian Curtis y la película lo dice, lo muestra alejado de la movida punk, pero a la vez, irremediablemente siendo parte de ella. Cada detalle de la leyenda está ahí, la última película, la última canción, la vida rápida y de una generación existencialmente corrompida. La escena under donde se ven afiches de bandas pegados en las habitaciones (míticas también: Crispy Ambulance, Cabaret Voltaire, Buzzcocks, Sex Pistols): que permiten ver como ciertas vidas, suceden sin que se tome real conciencia de lo que son y serán, las cuales dejan algunas obras de arte que necesitan de un tiempo para desarrollarse y para lograr ser influyentes.
En definitiva ahí están las preguntas que se abren ante el suicidio, el dolor de los que lo conocieron y la desilusión de quienes lo quisieron. Y las respuestas la podemos encontrar en sus discos: Unknown Pleasure (1979) maravilloso y abrumador; el vaticinador Closer (1980), editado post morten, y en las tomas en estudio y en vivo de Still (1981). Ahí está el Ian Curtis que con sólo vivir tres meses de una década marcó todo su sonido y poesía.
Gracias!!! H.M.
En definitiva ahí están las preguntas que se abren ante el suicidio, el dolor de los que lo conocieron y la desilusión de quienes lo quisieron. Y las respuestas la podemos encontrar en sus discos: Unknown Pleasure (1979) maravilloso y abrumador; el vaticinador Closer (1980), editado post morten, y en las tomas en estudio y en vivo de Still (1981). Ahí está el Ian Curtis que con sólo vivir tres meses de una década marcó todo su sonido y poesía.
Gracias!!! H.M.
2 comentarios:
Yo también soy melancólica y AMÉ esa película! amo el freak! lo amo! gracias!!
PD: qué fotografía pahhh!
Tiene mucha nostalgia Control, y mucho de Ian. La melancolía suele esconderse en algunas canciones, en JD se nota claramente.
te esperamos en el freak!
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